Hoy deseo volver a hacer memoria de Kiko, misionero
claretiano, en el segundo aniversario de su muerte.
Recuerdo tu muerte, Kiko, no para ser más consciente de tu
ausencia, sino de tu presencia. No me dirijo a alguien muerto; trato de abrirme
más a la comunión contigo, que vives más plenamente que yo. Porque ya
contemplas a Dios sin limitaciones, eternamente.
Tu descanso en Dios, nos recuerda que la vida es una
búsqueda continua del Amor, en todos y en todo. Nuestra vida está llamada a ser
como muestra esta foto tuya:
buscar a Quien nos busca primero, mirar
tiernamente la realidad, la creación de Dios, y amarla.
Buscabas a Dios, hermano, ahora eres, y estás, con Él y en
Él. Para siempre.
Y en nosotros.
Gracias por tu vida. La compartida conmigo y con todos en
España. Tus años anteriores en tu patria y en tu hogar, con los tuyos. Tu
fraternidad desde hace dos años.
Contamos con tu mirada tierna “desde arriba”, para Loja y
para el Mundo.
Gracias por tu Pascua. Seguimos unidos.