miércoles, 4 de enero de 2012

Por los cristianos perseguidos.

Quiero introducir esta entrada con una dedicación a Angelo, ya que en su última publicación de Siete en Familia me he inspirado para escribir esta. Es un tema de ultimísima hora que a los cristiano nos toca profundamente y que nos hace reflexionar sobre nuestra mediocridad a la hora de devolver lo que el Señor nos ha dado.
No quiero repetir los datos del blog de Angelo, pero realmente son muchísimos los hermanos nuestros que aman hasta el extremo a Jesucristo  en el martirio.
Os invito a orar por los que sufren hostilidad por su dedicación y testimonio de su fe en nuestro Señor.
Mi aportación de esta noche es una historia de unos de los miles de mártires de los primeros siglos del cristianismo. No tiene que ser un relato muy diferente del que hoy podríamos narrar sobre un egipcio o nigeriano martirizado por ser firme en su fe:

Cuando Policarpo era obispo de la iglesia de Esmirna, fue llevado ante el tribunal, el procónsul le preguntó si era Policarpo, y contestó que sí. Luego empezó el procónsul a exhortarlo, diciendo: -Ten piedad de tu avanzada edad; jura por la fortuna de César; arrepiéntete; di: quítense los ateos (los cristianos). 
Policarpo miraba solemnemente a la multitud y señalando con la mano, alzó los ojos hacia el cielo y dijo: -Quítense esos ateos –los que estaban en su derredor. 
El procónsul lo trató de persuadir diciendo: -Jura y te soltaré, renuncia a Cristo. 
El venerable cristiano respondió: -Ochenta y seis años le he servido y nunca me ha hecho cosa perjudicable; ¿cómo puedo blasfemar a mi Rey quien me ha salvado?. 
-Tengo fieras y te expondré a ellas, si no te arrepientes –dijo el procónsul. 
-Traedlas –dijo el cristiano. 
-Suavizaré tu espíritu con fuego –dijo el romano. 
-Me amenazáis –respondió Policarpo-, con el fuego que quema sólo por un momento, pero olvidáis el fuego del castigo eterno, reservado para los impíos. 
En la hora de su martirio daba gracias a Dios porque se contaba con los mártires de Cristo.

2 comentarios:

  1. Creo que debemos recuperar esa presencia de los mártires entre nosotros. Juan Pablo II dijo que estos últimos siglos eran donde mayor número de mártires daban la vida por Cristo. No podemos olvidarlos. Muchas gracias por la aportación en tu blog. Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Una vez más, la solidaridad debe vencer, de la mano de la humanidad y humanización profunda, acompañados por Jesús.

    ResponderEliminar